4.2.11

Cuba

Hace menos de un mes estuve en Cuba por primera vez. No tengo otro aporte y ni mejor agradecimiento que acercar estos comentarios. Sin pretensiones de ser parte de una descripción siquiera, mucho menos análisis, sólo son impresiones de viaje con simplificaciones inevitables.

El mayor impacto ha sido el hecho de constatar con enorme satisfacción y con orgullo, los logros básicos de la Revolución. Salud, educación. El valor y dignidad humanos por encima de todo.

Es una vivencia y cómo tal, está fuera del mundo de los deseos, de las mejores intenciones, de los sueños, fuera del mundo de las ideas, fuera de la órbita del pensamiento, son logros que forman la vida misma, es realidad real.

Uno tiene ideales y principios en los que cree, e intenta transmitir, el deseo de un mundo mejor. Otra cosa muy diferente es poder "ver y tocar" una parte importante de ellos hechos vida.

Si bien en el contexto de una visita, conocer directamente una sociedad donde no está instalado el sobreentendido de la existencia de personas de diferentes categorías en la sociedad, ha sido experiencia vital conmovedora.

En Cuba la igualdad parece ser la forma natural del vínculo humano. Tan es así, que gran parte de la población no se percata de ello, precisamente por ser lo natural, por no tener vivencias de discriminación, exclusión social, etc. Esto último resulta más evidente en las generaciones más jóvenes.

No desconozco la existencia de carencias, retrasos e incluso algún retroceso perceptible, en éstos y otros aspectos. A pesar de ello, resultó una vivencia muy fuerte y profunda.

No obstante, Cuba parece estar a las puertas de un cambio importante. No sólo se presiente; se vive, es un secreto a voces en las calles.

Es inocultable que el sistema sufre un proceso de deterioro que quizá esté acelerándose hacia un punto crítico. Es decir, un punto en el que no sólo las fuerzas revolucionarias puedan debilitarse políticamente, sino en el que pudieran verse afectados algunos de los logros básicos de la Revolución.

El síntoma sobresaliente de la problemática cubana es hoy día la presencia de una enorme actividad económica paralela. Hay varias y extendidas contradicciones que atraviesan todo el entramado social de la isla, pero sin dudas el “mercado negro” es de las de mayor extensión y evidencia.

No hay nada novedoso en esta afirmación. Algo muy parecido ocurrió en muchas de las experiencias que emprendieron el camino hacia el socialismo en el siglo pasado. Creo que lejos de interpretaciones reduccionistas, no hay razones descartar hipótesis que partan de considerar el problema de “la burocracia” (en su peor acepción) cómo algo inherente al modelo, al diseño, al trazado de aquellos caminos.

La administración es un tema complejo, bastante más de lo que en principio pudiera parecer.
Cuando “la magia del mercado” decide quién comerá, quién recibirá educación o quién se quedará sin tal o cual prestación o medicamento, entonces la tarea es más fácil.

Allí la administración pública tiende a simplificarse y, según el modelo, a reducirse a trámite, fiscalización, control policíaco de la observación de leyes y el orden público, etc.
Concomitantemente, las relaciones causales, dialécticas, de explotación y del poder no resultan tan obvias.

En cambio, la gestión administrativa resulta muchísimo más difícil cuando es el estado quién debe ponérsela al hombro, cuando son las mujeres y hombres, la inteligencia humana quienes deben tomar aquellas decisiones.

Por empezar, obtener la información necesaria para planificar y gestionar desde una perspectiva racional y solidaria, se vuelve una tarea titánica.

Toda la “magia” desigualmente atroz del mercado queda ahora en manos el trabajo humano consciente y organizado. Al contrario que en la administración capitalista, las relaciones causales son aquí de comprensión mucho más directas.

Esa gigantesca tarea necesitará de ejércitos de personas para ponerse en marcha, consumirá en sí misma cantidad de recursos. Se podría decir que es tema de alta ingeniería de gestión, sin precedentes, sin academia, sin maestros. Y una vez en marcha, le seguirán las rutinas, mantenimientos, rectificaciones y adecuaciones permanentes.

Cualquier fallo o retraso que no se corrija acrecienta el riesgo de burocratización. De hecho sucedió en casi todos los casos del socialismo real.

Por definición la gestión burocratizada es intrínsecamente fraudulenta. Esa es la razón por la que la burocracia suele evolucionar hacia corrupción. Esta a su vez, puede propiciar la formación organizaciones criminales, de poder, mafias.

Creo que en parte esto puede explicar el temprano surgimiento de las mafias en Rusia, luego de la caída del muro.
En el caso de Cuba, la aparición de grandes mafias es muy improbable, sino imposible, dada la ausencia de actividades económicas más desarrolladas que oficien de "nicho ecológico", entre otras razones.

La gran idea de “El Partido” cómo centro y vanguardia del accionar de las masas, demostró su validez en algunos casos, en la acción revolucionaria previa a la toma del poder. Parece evidente que no ha sido suficiente en la construcción del nuevo sistema, al menos podemos pensar que no lo ha sido en un mundo predominantemente capitalista.
Peor aún, muchas de estas organizaciones tampoco permanecieron libres de burocracia y corrupción.

Cuba tendrá sus particularidades, naturalmente y no hay traslados interpretativos mecánicos. El pueblo de Cuba está consustanciado con la Revolución.

Vi cantidad de gente consciente de los logros, personas que aman a su Revolución; algunos que estarían dispuestos a grandes sacrificios por ella; casi ninguno que no desee cambios.

¿Cómo podría encaminase una salida a lo que parece inevitable, sin poner en riesgo los formidables logros de la Revolución?

Es muy difícil de aceptar que una medida, una parte de capitalismo, pueda ser necesaria para conservar éstos logros, en la realidad actual. Hay ya algunos procesos en esa dirección. Nadie puede ofrecer garantías, pero existen la esperanza y la confianza.

La confianza en las inmensas reservas éticas y morales del pueblo cubano da sostén a una esperanza palpable. Siento que más democracia y participación en manos del pueblo organizado deberían señalar los caminos más seguros.

Creo que el cerno del Partido Comunista de Cuba y otras fuerzas del pueblo leales a la revolución tienen una tarea inmensa, desafiante y revolucionaria: reformularse, repensarse y dar la batalla por emerger como fuerza política mayoritaria de la Cuba post-castrista.

Marcelo Zunino. Julio, 2010